Después de resistir dos años las presiones de una constructora, los propietarios de la llamada "casa clavo", al fin claudicaron, llegaron a un acuerdo con los promotores. Ayer esta historia tuvo un final feliz pero con la triste imagen de las máquinas derribando la vivienda.
Yang y Wu aceptaron irse a vivir a una morada del mismo tamaño que tenía la de su propiedad, en otro distrito más alejado del centro. Sus peticiones, que se hicieron famosas en su país y en casi todo el mundo eran de lo más materialistas, velando por sus intereses, ya que ellos no vivían en esa casa desde hacía dos años.
Pues ya era hora!! que no es sin tiempo!! parece mentira que las cosas sean tan difíciles de hacer a veces.
ResponderEliminar