La antigüedad de Buño como pueblo alfarero resulta difícil de demostrar, pero sus orígenes se pueden remontar hasta la Prehistoria, época a la que pertenecen los restos más antiguos encontrados en la comarca.
Con la romanización se introduce el torno, que va a suponer un cambio muy importante en la elaboración de las piezas.
Pero será a principios de la Edad Moderna cuando la actividad alfarera de Buño comience a recobrar importancia; serán precisamente los alfareros de esta villa bergantiñana los que, en el siglo XVI, hagan las cañerías para la primera traída de agua que se instale en la ciudad de A Coruña.
En los siglos siguientes esta actividad va a más y lleva, al mismo tiempo, al crecimiento del núcleo urbano.
Durante el siglo XIX los alfareros constituían el grupo social más numeroso de la parroquia de Buño. El 90% de la población tenía una relación directa con la alfarería. Hacia 1920, había en este pueblo unos 50 alfareros.
A partir de los años sesenta esta actividad sufre una profunda crisis, estando a punto de desaparecer, debido a la competencia en el mercado de productos procedentes de la industria, que sustituían la función de las piezas artesanas. El temor de que esta crisis supusiera la desaparición de una actividad tan antigua y arraigada en la villa motivó la creación de asociaciones de alfareros que lucharon para mantener viva una tradición vinculada a todas las familias del pueblo, dándole un nuevo impulso comercial a través de la realización de A Mostra, que cada año, por el mes de agosto, se hace en la localidad.
Esta actividad se reducía casi exclusivamente a los hombres; las mujeres ayudaban al transporte del barro desde las barreras, a pisarlo con mazos de madera y en los trabajos de cocción.
El barro se extraía del lugar de O Coto dos Barreiros, situado a unos dos kilómetros del núcleo de Buño, terreno de propiedad municipal, arrendado por los alfareros.
Se sacaba durante los meses de verano por los propios artesanos, que hacían un pozo de forma circular, profundizando hasta encontrar el auténtico barro.
El barro se extraía entre dos hombres: el minero, que cavaba el barro en el pozo con una azada o con un pico, y otro arriba encargado de subir el barro en cestos o cubos. Se extraían varios tipos de barros: unos más plásticos, de lija, y otros más arenosos o de soltura, que se mezclaban. Luego se pisa con un pisón hasta convertir el barro en harina y después se cribaba. Cada mañana el alfarero amasa en una bacía el barro necesario para la jornada.
En la actualidad, muchos de estos trabajos se realizan con medios mecánicos.
Aunque en Buño se continúan haciendo formas tradicionales, se incorporaron muchas otras modernas. Entre las piezas de más tradición de esta cerámica destacaremos: pucheiros, tarteiras, chocolateiras, xerras, cacheleiros, barreñóns, viradeiras, cuncas y buguinas.
Eu teño unha boneca de Buño e é moi bonita.
ResponderEliminarA mi esta entrada me gusta mucho sobre todo porque es muy interesante y me gustan mucho las fotos que le ha puesto la profe
ResponderEliminara mi la alfareria me parece un trabajo algo duro aunque el resultado es muy bueno.
ResponderEliminarYo fui dos años pero tuve la mala suerte de llegar tarde.
ResponderEliminarMe gustaria ir este año para ver como hacen los jarrones,tazas etc...
Incluso a veces te dejan hacer a ti figuras con barro.